Encuadre histórico

Tras el regreso de su tercera probación en la India (1998-1999), comenzó en el Centro de Espiritualidad Cueva de San Ignacio (la Cova), a integrar la tradición contemplativa de los Ejercicios Espirituales con la meditación oriental.
Durante diez años (2000-2010) ofreció unos retiros combinados con el yoga que denominó Oración Profunda, a la vez que daba tandas de Ejercicios ignacianos “de 8 días” y “de Mes”. En agosto de 2008 Franz Jalics impartió sus Ejercicios de Contemplación en la Cova. El año siguiente Javier Melloni pasó 20 días en Hungría (en la casa de Ejercicios de los jesuitas en Dobogókó-cerca de Budapest) y, a partir del 2010 se consagró únicamente a esta práctica, haciendo que la Oración Profunda pasase a llamarse Ejercicios de Contemplación. Franz Jalics volvió por segunda vez a Manresa en agosto de 2013 a dar sus Ejercicios, y tuvo la oportunidad de inaugurar y bendecir la Sala Arrupe.
A lo largo de estos años, las tandas de iniciación y profundización de los veranos y de los fines de semana durante los inviernos fueron dando frutos en diversas personas y grupos de toda España, haciendo aflorar el sentir de que habíamos de agruparnos bajo una denominación común. Los encuentros por Zoom durante la pandemia favorecieron la consciencia de pertenecer a una familia más amplia que el pequeño grupo de meditación.
Desde el 31 de octubre del 2022 nos hemos constituido como asociación bajo el nombre de Camino de Contemplación. La asociación está constituida por las personas responsables de los diferentes grupos presenciales y on-line que existen por todo el territorio español, las cuales se encuentran dos veces al año. Un encuentro de tres días para resolver cuestiones y profundizar en la formación, y otro de una semana para meditar y contemplar juntos. En años anteriores, algunas de ellas estuvieron con Franz Jalics en Gries en el Centro que desde 1984 constituyó en Baviera (Alemania) para impartir los Ejercicios de Contemplación. De él recibieron directamente el impulso y la llamada a fomentar este modo y estos grupos de oración.
Ese fuego interior arde en cada persona y en cada grupo de meditación. Nos ayuda sabernos unidos por una práctica contemplativa común que nos nutre y nos dispone a abrirnos y a entregarnos a la Fuente de la que brota todo.